diumenge, 2 de maig del 2010

No sólo arena ofrece el desierto....

Parecía arena, tan sólo arena. Pero tras de aquellas ínfimas partículas, y en ellas, y por ellas, súbitamente surgió, como de la nada, bajo una sábana de viento, un pétalo. Y de ese pétalo toda una rosa, y de esa rosa todo un jardín, y de ese jardín su recuerdo. Estuvimos charlando de todo en silencio. La brisa recitaba un poema tras otro, la luz del sol al fin iluminaba, con alegría, algo digno de verse. Una infinitud de sueños se acumulaban bajo esas dunas, mil y una noches con sus lunas y sus días, vidas que envuelven sus vivencias bajo turbantes de un cielo azul tuareg, y navegantes en sus dromedarios y camellos, y comerciantes, y viajeros... y amantes. Y mis recuerdos iban i venían puros como esas diminutas partículas... y que ironía, cualquier alma sin fondo hubiera jurado que aquello parecía arena, tan sólo arena. Yo estaba allí, y vi el crepúsculo rodeado de rosas sin sabia, que aun así rezumaban vida.

Desierto del Sahara (Túnez)